Hace cientos de años que el profesor se para
frente a los estudiantes y les dicta la materia, les da cada paso a seguir ante
cualquier esquema de trabajo, les numera las páginas que se evaluarán en la
prueba y les niega la posibilidad de
pensar, esto hace que día tras día se sigan cultivando los mismos ideales
dentro de la sala de clases, negando una movilidad a los estudiantes. Cada día se
menciona que la forma ideal de conseguir buenos aprendizajes es por medio de un
método constructivista, basado en el aprendizaje conjunto, y en la construcción
de saberes, pero, ¿Cuándo dejamos que nuestros alumnos expresen que es lo que
realmente necesitan o quieren aprender?, ¿dejamos acaso que nuestros niños
descubran como sumar, restar o multiplicar?, ¿será que hemos olvidado que nuestros
alumnos pueden ser creativos, y podrían sorprendernos con un nuevo método de
resolución de problemas?. Muchas de estas interrogantes quizás nunca se las hayan
planteado, pero si criticamos la educación actual, también es necesario
criticar como será la futura labor docente, se necesitan alumnos inmóviles
que sigan en el mismo asiento cada año o será ideal estudiantes capaces de resolver una variedad
de problemas frente a la vida diaria,
estudiantes que sean más inquietos dentro de su propia creatividad, que sean
capaces de indagar, explorar y realizar preguntas de forma autónoma.
Actualmente los colegios poseen un
aprendizaje basado en la calificación, en el que se obliga a los estudiantes a
memorizar sin pensar, ni criticar lo dicho por el profesor, lo que jamás
ayudará al entrenamiento de las funciones cerebrales. Una calificación es
entonces, más determinante que el potencial de un niño.
Es importante fomentar la creatividad, puesto que es la influencia que propulsa a los estudiantes
a aplicar el conocimiento de manera práctica e innovadora para lograr un mejor
rendimiento, está probado que los estudiantes creativos son mas sociables, con
mejores oportunidades de trabajo. Si se continúa con el plan de matar la creatividad de los
estudiantes, tendremos cientos de individuos formados en un mismo salón con las
mismas competencias y habilidades.
Un método ideal es el de Celestín Freinet, el que
propone que la educación se establezca de manera libre, sin la domesticación
capitalista que marca al individuo que necesita para conformar la sociedad,
donde los alumnos vienen destinados a cumplir un rol dentro de la comunidad.
Este modelo plantea que la escuela debe ser renovadora, con intereses
populares, crítica, de calidad y por sobre todo se les permita a los
estudiantes establecer sus propios métodos de aprendizaje.
El sistema educativo necesita de manera urgente, cambios relevantes,
para poder adaptarse a los intereses reales del siglo XXI, en el que se
requieren personas creativas, que transformen los medios ya existentes, si se
quieren ver cosas nuevas en el futuro se debe enseñar de manera diferente a los
niños de hoy, para que ellos sean personas más creativas en el mañana.