lunes, 24 de septiembre de 2012

El imperio de las calificaciones en la educación formal.



Tanto alumnos como apoderados  se enorgullecen de las calificaciones altas, pero se preguntaran los padres si esta alta calificación refleja verdaderamente los aprendizajes de sus hijos,  ¿Será una prueba el método que realmente nos demuestre que un estudiante sabe acerca de determinados temas?
Según investigaciones del MINEDUC los niños desde pequeños cuando juegan a ser profesores, se distingue en estos juegos el uso de la “nota” en la que los niños  esperan recibir, por lo general una nota 7 y, cuando los padres toman el rol de profesores, sin serlo, para poder ayudar a sus hijos en las tareas, también califican el proceso de sus hijos con el fin de alentarlos a estudiar para que puedan obtener una buena calificación. En este afán de calificar una aprendizaje tanto padres como alumnos son consientes que la nota refleja algo, pero no tienen claro que esta  “nota” es  la que establece la unión entre el proceso educativo que sucede en la sala de clase con lo que espera la sociedad, especialmente padres y administradores de la educación (revista de educación en MINEDUC.cl).
La calificación muchas veces  no es llevada a cabo de la forma correcta por los profesores, debido a la gran carga laboral que estos poseen, pero aun así representa una parte importante del proceso educativo dentro de un colegio, entre sus ventajas se señala  que crea expectativas de aprendizajes en los estudiantes, padres y apoderados, además de representar una carta de presentación para desempeños futuros, pero también posee desventajas que podrían enmarcarse como el aprendizaje memorístico que no tendrá posteriores  beneficios para los estudiantes, ya que, éste pronto se olvidará.
El objetivo de la evaluación, es emitir un juicio acerca de los aprendizajes alcanzados por los alumnos, para tomar decisiones, corrigiendo aquello en lo que no se haya alcanzado avance.

 La calificación debiera comunicar como van los alumnos de acuerdo a sus aprendizajes. El problema es que en reiteradas ocasiones se confunde el proceso de evaluación con la calificación, en donde la evaluación debiese ser el elemento que acompañe a los alumnos durante la transmisión y apropiación de aprendizajes.

Con el fin de encontrar una solución a esta problemática  Miguel Ángel Zabalza señala que mediante tres procesos se podría llevar a cabo una evaluación y calificación efectiva:
1.     Buscar, de acuerdo a las opciones valóricas de cada proyecto educativo y al conocimiento acumulado sobre el tema, las mejores formas de evaluar los aprendizajes.
2.    Aplicar calificaciones que expresen lo más certeramente posible los resultados de las evaluaciones, no necesariamente pruebas estándar para todos los alumnos de un curso.
3.    Reconocer en las calificaciones una función informativa. Cuanto más informativas resulten éstas, tanto más cumplirán su auténtica función en todo el proceso de evaluación y más y mejores consecuencias educativas se podrán extraer de ella.
En la medida que se realicen calificaciones para informar avances y no para marcar a  alumnos en sus aprendizajes, la calificación  se utilizará de manera óptima en los estudiantes.

1 comentario:

  1. Margarita:
    Me parece muy adecuado tu articulo, el tema seleccionado es importante para considerar y la forma en que está expuesto bastante buena, cumpliendo con todo lo indicado. También la imagen acompaña de buena forma el contenido.

    Al exponer las ideas enumeradas en el final queda muy claro, sin embargo los párrafos de arriba estan muy llenos de ideas y carecen de punto aparte. Además considero que la pregunta inicial podrías haberla redactado un poco mejor.
    Saludos.

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